Señor, salgamos a jugar. Juguemos a que no somos adultos, a que estamos de vacaciones y somos personajes. Juguemos a que podemos ser cualquier cosa, podemos ser lo que queramos.
Emborrachémonos hasta que los mosquitos causen gracia, hasta que la panza pida tregua de tanta risa. Juguemos a que yo bailo de la manera que mas te guste, y que vos pones las caras mas divertidas para mi.
Y también, juguemos a ser nosotros mismos.
Juguemos a amarnos como solo vos y yo sabemos.
Juguemos, siempre juguemos.
Son esa cosa negra, el objetivo ajeno, el "que hacer" para que el resto esté bien
¿Qué pasa cuando no se cumplen esas expectativas?