Me ama como a nadie, a su manera, que de a ratos es muy distinta a la mía, y eso nos causa algunos problemas.
Me enseñó a
amar con el cuerpo, yo le enseñé a
jugar, él me enseñó a vivir mas despacio y yo a disfrutar. Supimos juntos ritmos, sabores, bebidas y diversiones.
Algunos cambios me los atribuye como mejoras, yo le atribuyo mis ilusiones.
Me vio autentica y muy desnuda y aún así me quiso, a pesar de los fantasmas que se fueron alejando con cada otra carcajada. Tenía miedos guardados, algunos siguen por ahí, reacios.
Yo siempre le digo que es el amor de mi vida, pero creo que no llega a comprender todo lo que significa.
Un día se despertaron y se dieron cuenta que ya no estaba, realmente dudaron hacía cuanto que no la veían.
Se sintieron mal, extrañamente el sentimiento era genuino...
Una vez cada tanto hay que permitirse soñar... con algo imposible, irrealista, y que nunca se conseguirá.
Los minutos de placer no me los quita nadie.