Pensar la suerte de un mosquito que hay una sola persona en una oficina de 50 posiciones y el muy turro no solo logra picarme, sino que lo hace 4 veces en lugares incomodos, casi casi como que tiene estilo y busca refinarlo.
Lo peor es que lo perdí de vista mientras hablaba por teléfono y ahora solo soy una más del monton que lo ayudó a practicar sus técnicas, otra ves salió impune.
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